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Posiblemente hayas tenido que pedir perdón porque una persona
del tu sexo opuesto te ha saludado por la calle o porque trabajas con personas
de tu sexo opuesto, o por l@s amig@ que se hayan acercado a ti sin más
pretensiones que las de continuar una amistad. Entonces tu león se pone furioso
por… ¡nada! No le gusta perder el control sobre una teórica infidelidad y
siempre te castiga por lo que puede acontecer en vez de por lo que realmente
acontece.
Acusa porque cree que
le eres infiel sin constatar que realmente que lo eres y no sólo acusa. También
castiga injustamente.
Hay veces que en vuestra relación hay tregua durante un
tiempo prologando y parece que las cosas van bien. Parece que ese capítulo está
cerrado, a lo mejor nunca estuvo abierto, pero el caso es que durante meses e
incluso años, no has padecido ninguna acusación de infidelidad inexistente.
Pero de repente empiezan los celos con mucha violencia y no entiendes por qué
ocurre.
Se empieza a desenterrar un pasado de acusaciones falsas o si no hay
pasado, cualquier cosa es motivo de guerra: llegar unos minutos tarde a casa,
darle la hora a un desconocido por la calle, recibir una llamada inesperada…..
todo es motivo de guerra y además es una guerra violenta con objetos rotos, con
gritos, con insultos realmente hirientes y da igual las explicaciones
que intentes dar, no son aceptadas.
Si esto ocurre, si de repente surge una guerra espontánea
con acusaciones sacadas de la manga que no tienen una prueba real de que
existen porque no la pueden tener (ya que tú no has sido infiel) y se prolonga
durante meses…. ¿has pensado que podría tratarse de una forma de calmar la
culpa?
No te extrañe que cuanto más encima esté de ti, que cuanto
más violento sea tu león es porque en ese momento esté cometiendo una
infidelidad. Te habrás dado cuenta de que esa vigilancia continua para que tú no le seas infiel, a veces se traduce
en una búsqueda delirante del delito ajeno para justificar el delito
propio.
Basta que indagues un poco y
descubrirás que algo se esconde detrás de
ese cambio brusco traducido en un comportamiento violento y celoso: nuevos hábitos, discusiones que acaban en portazo y se va a la
calle y vuelve pasadas varias horas, demasiado tiempo en el ordenador o quizá se moleste mucho cuando
requieres de su presencia…
En ese caso, si has encontrado la respuesta a esa actitud violenta repentina, ya tienes una razón más para ser libre....
¡Vuela!
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