No me atrevería a decir que en la sociedad en general porque sería una visión muy pesimista de la misma pero sí en el mundo del maltrato, lo componen leones y gacelas, carnívoros y herbívoros, maltratadores y víctimas. Los primeros viven de los segundos, basan su autoestima en dominar a sus víctimas y los segundos, las gacelas no pueden hacer lo mismo con los leones porque no tienen el estómago preparado para digerir a otro animal. Así que las gacelas están en desventaja siempre.
En el mundo del maltrato hay además un agravante que no se produce en la metáfora elegida. Cuando una gacela ve a un león, sabe que éste viene a comérsela y entonces corre con todas sus fuerzas para no ser alcanzada por el león. Pero ¿qué ocurre si la gacela está enamorada del lince?
Entonces no huye, creyendo que el león le da la misma importancia al amor, y en base a ese valor sagrado, el amor, la gacela piensa que el león no se la comerá.... pero el león, es un león, un animal carnívoro y esa condición le acompañará toda la vida.
El amor es a veces la terrible cuerda que une un reo a su verdugo... pero no todo está perdido y está en mi intención, buscar, encontrar y ofrecer maneras de romper esas cuerdas.
¡Animo gacelas!
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