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Llevo escuchando cuatro años a gente escuchar la
frase “Con la que está cayendo…” refiriéndose a la crisis como el gran obstáculo
de su presente. “Nadie tiene dinero”, “están
las cosas muy mal” “ahora no es el momento de”…
cuatro años con el mismo espíritu quejoso y pesimista sobre las
posibilidades de salida de nuestro futuro y no somos, ni más ni menos, que los
mismos que nos creímos el cuento de que si estudiábamos mucho íbamos a
encontrar un trabajo fijo y estable que nos resolvería la vida para siempre.
Es evidente que el escenario actual ha tirado
por tierra la gran creencia de nuestra vida. Ingenieros, abogados, economistas
en la lista del paro haciendo cola con los que no tuvieron la oportunidad de
estudiar. Es la gran tragedia de mi generación, haber pensado que con estudiar
sería suficiente. Lo hicimos mal y ahora nos hemos aprendido de memoria la
misma cantaleta: “es que, con lo que está cayendo”…
Pero igual que lo hicimos mal entonces, lo hacemos
mal ahora llegando a la conclusión de que nos han robado el futuro y que lo
tenemos todo perdido con la que está cayendo. La que está cayendo es un
escenario nuevo que nos permite, por una vez en nuestra vida desde que hemos
nacido los de mi generación, los de los años 70, a cambiar de concepto en
nuestra vida.
Somos hijos mimados, estudiantes eternos que pensamos que
ganaremos más si estudiamos más. Cargamos sobre nuestras espaldas tantos cursos
y marsters y somos tan poco valorados en un país que se cae a trozos, que no
nos hemos dado cuenta de que las oportunidades no deben venir de otros que no
seamos nosotros mismos. Nos comportamos
como si fuéramos fabricantes de coches cuya única tarea que ejecutamos es la de
aplicar tecnología a nuestros coches pensando que así se venderán solos, y como
no se venden, seguimos creyendo que el problema está en que no le hemos
aplicado la suficiente tecnología. Hemos convertido a nuestros coches en
grandes máquinas pero no nos hemos molestado en venderlos. Por eso nuestros
almacenes se llenan de coches con mucha tecnología pero sin vender y ahora
vamos por la vida echándole la culpa a la falta de tecnología, al gobierno y sus
medidas, a la ausencia de escrúpulos de los bancos, a la mala suerte que
tenemos y a los cursos que debimos estudiar y que no estudiamos… pero la
verdadera razón de lo que nos pasa es que seguimos pensando que es otro el que
nos tiene que dar la oportunidad.
El que nos tiene que dar la oportunidad somos
nosotros mismos.
Tenemos en nuestra vida, más suerte que nunca.
Somos grandes profesionales, tenemos mucha formación y además tenemos una red
que nos permite, a muy bajo costo, ofrecer nuestros servicios por todo el
mundo. Hemos aprendido inglés, francés, ahora estudiamos chino… y ni siquiera
nos molestamos en buscar nichos de mercado y abrir nuestros propios
negocios. Tenemos manos, corazón y
cabeza, pero no los estamos usando para nuestro presente. Se nos ha metido esa
maldita frase para justificar nuestra falta de acción: “Es que, con la que está
cayendo….”. No está cayendo nada más que nuestro propio sistema de creencias y
lo que hay que hacer es cambiar de de sistema.
Esto que escribo en una blog que habla de “estados
de fuga”, no lo hago porque me haya dado por escribir artículos de opinión sino
porque el pesimismo generalizado estará ahora haciendo pensar a las gacelas
atrapadas que, con la que está cayendo, no es el momento de salir a la calle
porque no encontraremos trabajo ni nadie nos dará una oportunidad y además
cargamos sobre nuestros hombros todas esas horribles creencias que nuestros
leones han imprimido en nuestros corazones sobre lo poco que valemos. La crisis
nos ha quitado la fe. Nacimos pensando que con estudiar llegaríamos muy lejos y
ahora que eso se ha esfumado, es el momento de pensar que llegaremos tan lejos
como nuestras manos nos lleven.
Gacela: tienes manos, tienes cerebro…. ¡no
necesitas más para ser libre! Puedes llegar tan lejos como tu corazón dedida.
¡Decídelo!
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