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Lo mejor está por llegar

sábado, septiembre 08, 2012

La máquina de tabaco y la máquina tragaperras


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Hace mucho tiempo que no actualizo "Vivir sin maltrato" pero eso no quiere decir que haya terminado de hablar, en absoluto. Aún me quedan muchas cosas por aprender y compartir como el tema de este nuevo artículo, el refuerzo discontinuo.

Hace unos meses, hablando de estos temas, con una psicóloga amiga que acaba de conocer recientemente, me iluminó con este concepto ilustrándome con un ejemplo que me dejó fascinada: la máquina de tabaco y la máquina tragaperras. 

Todos los que son fumadores, sabrán cómo funciona una máquina de tabaco: Debes pedirle al dueño de la máquina que la accione para que pueda expedir tabaco. Una vez accionada, elegimos el tabaco que nos gusta, introducimos el dinero que dice la máquina que vale ese paquete y ésta escupe el paquete de tabaco por una ranura inferior junto con el cambio. Siempre que introducimos dinero... siempre nos da el paquete de tabaco. A esto se le llama refuerzo continuo. 

De forma puntual puede fallar la máquina y no darnos el tabaco. Nuestra reacción es la de agredir el aparato esperando que cumpla con su obligación (la agitamos, la pateamos o hablamos con el dueño para  que la agite o la patee y en última instancia, saque la llave y nos dé el tabaco). Se llama refuerzo continuo porque se produce una acción-reacción, siempre la misma, de forma continua. Y como sabemos que siempre va a dar esa respuesta,  no tenemos la necesidad de introducir continuamente dinero sino sólo cuando necesitamos el tabaco. 

La máquina tragaperras se ha ido sofisticando con el tiempo. Antes se trataba de tres rulos  con dibujos que debían coincidir. Ahora suele haber varios niveles, tiene muchas luces y botones que accionar según el resultado de esos rulos. Me cuesta bastante entender cómo funcionan pero por mucho o poco sofisticadas que parezcan todas accionan un refuerzo discontinuo que consiste en que, a diferencia de la máquina de tabaco que siempre nos daba premio al introducir dinero, en la máquina tragaperras  introduces una moneda y no siempre da premio, nunca sabes cuándo lo va a dar pero sabes que a veces lo da. La reacción es la de introducir monedas esperando que nos premie.  Es refuerzo discontinuo  por su incertidumbre, por no producirse una acción-reacción sino que a veces se produce esa reacción y a veces no. Tratamos de entenderlo, hay grandes estudiosos del azar e intentamos, en vano, crear leyes que nunca convierten en continuo ese refuerzo discontinuo. Una y otra vez echamos monedas esperando el premio hasta que se produce adicción. 

Los leones ejercen refuerzo discontinuo. A veces, son un sol, nos tratan como la única gacela del reino, la más preciosa, la más importante... pero su comportamiento errático, hace que  en las mismas situaciones no se comporten de igual manera y ha veces nos concedan premio y otras veces, el castigo.  Por ese refuerzo discontinuo, seguimos atados a esa relación intentando averiguar cuál es el mecanismo, cómo funciona, con el objeto de poder dominarlo, pero es en vano.  Estamos jugando con una máquina tragaperras que funciona al margen de toda regla.


No trates de entenderle, trata de ser libre de la adicción. 

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