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Lo mejor está por llegar

viernes, abril 17, 2015

Cuándo hay que perdonar y cuándo no hay que perdonar a un león

La culpabilidad es la gran losa de las gacelas. Cuando cargan con la pesada carga de la culpa, no pueden ser como son ellas: gacelas libres que saltan y corren . La culpa les ancla a esa situación eterna de no poder librarse de sus leones. De hecho, ellos utilizan la capacidad de perdonar de sus gacelas para seguir ejerciendo su violencia continua;  es lo que se ha convenido en llamar "la técnica del ramo de flores": primero hacen daño y luego aparecen con un ramo de flores pidiendo perdón para que sus gacelas les perdonen y continúen con la relación para seguir haciéndoles daño una y otra vez. Cuando esto ocurre no somos felices. Esta forma de perdonar no sirve para nada, sólo para vivir anclado en una situación dolorosa. Hay que acabar con el ejercicio de perdonar cuando estamos expuestos a una persona tóxica cuyas pretensiones consisten en repetir una y otra vez su comportamiento. En esta situación, perdonar no sirve para nada, ni es lo que hay que hacer y ni siquiera tiene importancia: puedes perdonar si quieres pero no es la solución a tu problema, gacela. La solución es alejarte de tu león y empezar una vida libre, disfrutando de tu tiempo, tu libertad y tu capacidad de decisión. 

Sin embargo, hay un perdón que es necesario ejercer, un perdón posterior, una vez que has conseguido la fuga y que sin él no puedes avanzar y que tiene que ver más con el autoperdón que con el perdonar al león aunque también es importante que el león deje de ejercer influencia en ti y en cómo te relacionas con las personas una vez que se ha ido de tu vida.  Ése es el verdadero perdón que importa y que conviene considerar cuando estés preparada, gacela, sin prisa, todo lleva su proceso. 

Hay una forma muy clara de distinguir los dos tipos de perdón. El primero de ellos, el que no nos sirve para nada, lo ejercemos sin esfuerzo. Es más, lo que nos cuesta es lo contrario porque necesitamos seguir sobreviviendo y seguimos teniendo a nuestro lado una influencia perversa. Nuestra vida o nuestra estabilidad emocional, depende de que sigamos perdonando, entonces perdonamos sin más.

Sin embargo, en el segundo perdón, lo que cuesta es perdonar.  Ya no tenemos esa influencia a nuestro lado, sólo tenemos una gran herida que de vez en cuando vuelve a abrirse y nos hace cargar con el pasado sin poder cerrarlo de una vez por todas. Las nuevas relaciones se ven afectadas, nuestro estado de alerta sigue activo y además odiamos lo que fuimos. 

Este acto de perdón es imprescindible para iniciar una nueva vida, con relaciones sanas, sin continuar ese patrón gacela-león que has mantenido en el pasado y que hace que atraigas a otros leones porque, no lo olvides:

Los leones aparecen en tu vida porque hueles a gacela así que el truco está en dejar de ser gacela. 


Para dejar de ser gacela hay que empezar por este perdón: el perdón, esencialmente, a uno mismo y hay que empezar a apreciarse por lo que se es, por el simple hecho de haber venido a este mundo y materializarse en una estupenda persona. 

Ese tiempo para mí ya ha llegado. Por ese motivo,  decido dejar de escribir en este blog. Mi trabajo ya ha concluido y aquí está en la red dispuesto para ti, con el único fin de intentar que seas feliz. Si crees que hay algún aspecto que falta, me puedes preguntar sin incconvenientes en anaislibre@gmail.com pero creo que todo lo que hay que saber está en este blog.

Deseo que seas una gacela libre y cuando lo consigas, deseo que dejes de ser gacela y para ello cuentas con todo mi apoyo. En este blog encontrarás todas las guías necesarias para entender cómo funciona el "estado de fuga" pero si estás confuso o confusa, te daré una guía que es clara y que te ayudará a entender. No te preguntes otra cosa más que esto:

¿Eres feliz?


Si no lo eres, es que la vida te ha puesto una brújula en tus manos para guiarte hacia donde debes ir: hacia el camino de la felicidad con todo lo que ello implica. Hemos venido a este mudno a ser felices, no lo olvides. Por ese motivo aléjate de cualquier foco de infelicidad que se acerque a tu vida y deja de ser gacela de una vez por todas. 

2 comentarios:

  1. Anónimo1:39 p. m.

    Hola Ana. Personalmente me alegro mucho por tí, por tu valentía al salir de una situación de maltrato continuado y además no caer en la autocompasión, ayudando a través de este blog a gente que quizás estemos algo perdida. Me alegro mucho de que hayas dejado de ser gacela y puedas ser una nueva persona que seguro que hasta ahora no habías conocido: a ti misma. Espero algún día poder reunir el valor para seguir tus pasos, ser fuerte y luchar por la vida que alguien me intenta quitar con todas sus fuerzas. Ojalá muchos consigamos también ser libres escapando de una época en la que duele hasta respirar. Para qué sirve vivir sufriendo, si sufriendo no se vive...

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  2. Hola Anónimo:

    Claro que lo vas a conseguir, simplemente enfócate en ello. Dirije todas tus acciones en tu libertad... y lo conseguirás, ya lo verás.

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