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Lo mejor está por llegar

domingo, mayo 22, 2011

¿Son realmente útiles las denuncias?

Cuando empecé a escribir este blog, en un momento determinado decidí que no quería escribir sobre "maltratadores" y "víctimas" porque me di cuenta de que estas dos palabras convierten a la realidad en algo insuperable y no estoy de acuerdo con que nos conformemos con vivir entre leones. Tampoco me gusta la palabra maltrato y prefiero que sea sustituida por "proceso de fuga" para que la situación de maltrato pueda verse como una situación temporal que puede ser superada con nuestra decisión de huir.

Me negué a hablar de hombres y mujeres porque, aunque es cierto que las estadísticas indican que los casos de maltrato se da en su mayoría de hombres hacia mujeres, no podemos despreciar un número de hombres bastante importante que sufren maltrato por sus parejas femeninas, como también el de aquellos hombres que sufren maltrato de otros hombres o de mujeres contra mujeres.  Estos últimos no están recibiendo ayuda.

Hoy voy a hacer una pequeña excepción y voy a utilizar todas estas palabras tal y como las plantea la sociedad.

Hubo un momento en nuestro país (España) en que el maltrato no sólo no era tipificado como delito sino que además se producían muertes de mujeres a manos de sus maridos que resultaban sobreseídas porque se consideraba que la culpable era la mujer por no cumplir con sus deberes como esposa. Hay un libro muy interesante al respecto que se titula "El sexo de sus señorías" donde se describen las ligerezas de los juicios en los años 50 en los que la mujer casada era la víctima de tropelías que fueron pasadas por alto.

Hoy en día, hemos detectado esta injusticia y hemos puesto solución lo más drástica que hemos podido para intentar paliar esta deficiencia. Pero en el camino nos hemos saltado un par de inconvenientes de los que quiero hablar hoy.

Hemos pasado a considerar el maltrato físico como un delito. Y verdaderamente lo es y, como delito que es, quienes lo ejercen, deben responder ante la justicia. Sin embargo, se están produciendo dos situaciones que, lamentablemente, están dejando indefensas a las verdaderas víctimas de maltrato.

En una ocasión, el león con el que convivía, tenía ganas de guerra. Para no discutir, utilicé una técnica que había desarrollado desde hacía un tiempo: me fui a la habitación a dormir. Me metí en la cama y esperé a que cesara el bombardeo.  Pero él entraba en la habitación y encendía la luz. Yo apagaba la luz. El la encendía... hasta que, harta de la situación, cogí una zapatilla y me subí encima de la cama, dispuesta a romper la bombilla de un zapatillazo.


Entonces él hizo algo que yo no esperaba que hiciera: cogió su móvil y me fotografió. Tenía intención de llevar esa foto a la policía y ponerme una denuncia. ¿Qué habría pasado si hubiese llevado su intención hasta el final? Pues que además de haber sufrido por su parte violencia psicológica durante años, además tendría problemas con la justicia sólo por querer romper una bombilla para que de una vez por todas me dejara en paz.

fuente de la foto
Hoy en día, si una mujer desea arruinar a un hombre, sólo tiene que ir a la policía y denunciar malos tratos. No importa si no son ciertos. La ley es tan radical en este caso, que de forma inmediata, buscan a ese hombre, lo meten en un calabozo de 24 a 48 horas y se acabó las discusiones sobre la custodia. De forma inmediata pierden los derechos sobre sus hijos y además están obligados a poner la casa a nombre de la mujer y a pagarles una pensión que puede impedirles pagar un alquiler para vivir. Esta ley puede estar protegiendo a mujeres maltratadoras porque no es necesario que sea demostrado el delito. De hecho, los abogados están aconsejando a las mujeres esta maniobra para conseguir lo que quieren al divorciarse y, de hecho, la mujer que presenta una denuncia falsa para arruinar a su ex-marido, podemos considerar que está ejerciendo maltrato.

Por otro lado, se da la situación contraria cuando una mujer que ha sido golpeada o herida gravemente pone una denuncia y luego, arrepentida, retira los cargos. Normalmente las mujeres que sufren maltrato aguantan, aguantan y aguantan. Justifican la actitud de sus leones. Se creen culpables de la situación o achacan la violencia a factores ambientales como situaciones estresantes o similares. Una vez que tienen el valor de denunciar, lo suelen hacer en caliente, justo después de haber experimentado una situación demasiado violenta. Y cuando pasa el tiempo, empiezan a sentir piedad o miedo por sus maltratadores, creen que los aman, sienten arrepentimiento y retiran los cargos... y entonces no se puede hacer nada. Un delincuente sale a la calle impune.

Conclusión: las verdaderas víctimas siguen estando desprotegidas.

Golpear, agredir o violentar a la pareja es un delito y como delito, quien lo ejerce, debe pagar una condena por ello. Ni deberían irse de rositas porque la agredida retira los cargos, ni deberían ir a la cárcel porque la supuesta víctima miente. Y no es tan difícil averiguar si una persona maltrata o no a su pareja. Normalmente un león, deja un reguero de gacelas heridas a su paso. Los leones tienen ex-parejas dolidas.

Volviendo entonces a la pregunta que hace de título en este artículo ¿las denuncias son útiles? La respuesta es sí, porque son necesarias pero el tratamiento de las mismas no es adecuado. La denuncia debería ser el punto de partida de una investigación y si se demuestra que el denunciado es verdaderamente culpable, entonces lo llevamos a cumplir sus obligaciones frente a la ley independientemente de si las víctimas se arrepienten. Así conseguiríamos evitar tener en la cárcel a víctimas de maltrato y en la calle a quienes lo ejercen.

Una persona que sufre maltrato, normalmente también sufre síndrome de Estocolmo y dificulta sumamente a las autoridades para cumplir su trabajo. Para que una persona supere una situación de violencia continuada por su pareja, debe alejarse durante un tiempo relativamente largo  en el tiempo de su león, pasar el duelo, tener atención psicológica y ayuda en otros terrenos (formación para tener una profesión, por ejemplo) y en eso deberían centrarse las ayudas, más que lo que estamos viendo ahora.

Así que sigue quedando mucho por hacer en este terreno, por un lado, proteger a todas las víctimas de maltrato, sean honmbres o sean mujeres así como penetrar por canales realmente útiles para las gacelas que les permita denunciar su situación sin consecuencias. He descubierto que los foros que hablan de maltrato son muy útiles para ellas porque realmente están buscando ayuda en secreto.

El pago ante la justicia debería ser más justo y por supuesto, jamás deberíamos permitir que la denuncia por mlatrato, pueda convertirse en una estrategia para arruinar a personas inocentes.

¡Podemos trabajar para mejorar las diferencias! ¡Podemos conseguirlo!




LA ACUSACION Y DENUNCIA FALSAS ( de PEREZ RUA, MARIA PAZ
)

Descripción publicada en la casa del libro: "Esta obra está dirigida no sólo a los profesionales más próximos a los Tribunales de Justicia, sino a todos aquellos estudiosos del derecho que desean conocer en profundidad un delito, el de acusación y denuncia falsas, que siendo una de las infracciones criminales con más antigüedad en la historia del Derecho represivo, adquiere actualmente un especial protagonismo dada la indudable judicialización de la vida social. Armonizar el derecho-deber de denunciar, con el castigo debido a los que acuden gratuitamente a los Tribunales bajo un falso pretexto penal es objetivo de este estudio, incorporando además de la doctrina y jurisprudencia, propuestas de lege ferenda tendentes a la mejora en la redacción del tipo, así como soluciones a cuestiones que se plantean en la práctica forense al aplicar este tipo delictivo. Para ello se hace un exhaustivo estudio del artículo 456 del Código Penal, en el que partiendo del hecho de encontrarnos ante un delito pluriofensivo en el que se protege además de la Administración de Justicia bienes personales del individuo como el honor, la libertad, el patrimonio..., y de la indudable interconexión entre normas penales y normas procesales, destaca el tratamiento de la figura del «querulante», el indudable protagonismo que debe adquirir el Ministerio Fiscal como destinatario que es de denuncias, la valoración que ha de hacerse de la prueba de indicios, al estar ante lo que se ha dado en llamar un delito «de inteligencia», así como las consecuencias jurídicas que van más allá del ámbito penal e inciden en el ámbito civil y en especial en el derecho sucesorio."

2 comentarios:

  1. Anónimo3:00 p. m.

    Has llegado a la conclusión, si la única salida es judicial, es la última quizás, pero es.

    Jugamos con el síndrome de estocolmo, ese "no quiero irme" y "no quiero hacerle daño". Tú dirás, te hace todo eso y tú encima eres la posible denunciada.

    Creo que el síndrome de Estocolmo está dentro de nuestra educación, leerás o habrás oído como un psicólogo te dice que tienes que aceptar o "debes escuchar a la otra parte". Algo falla en el sistema cuando un psicólogo te dice que omitas la verdad para proteger a las víctimas de los demás, a los que hacen daño.

    Es como colaborar con ese síndrome de estocolmo, yo hace ya tiempo que vengo tratando, escuchando y viendo. No me gusta, normalmente los psicólogos no te remiten directamente al sistema judicial, los amigos te escuchan pero algunos en silencio te dicen "calla", algunos familiares te dicen "calla", otros lo dejan en tus manos, la decisión es tuya. Falla mucho por todos lados, así que yo creo que está arraigado cosa fea.

    El tema, por mi parte, está en cambiar la visión de la psicología, yo creo que el decir "esto es malo" no debe ser considerado alienación monoparental por ejemplo, ni un insulto, siquiera una amenaza, si es decir la verdad...

    La verdad es la verdad, como el oro, siempre reluce, más que los cállate y no digas porque puedes hacer daño a las víctimas.

    Estoy en esta fase. Si me equivoco dímelo, para mí es lo que hay, para otros es lo normal, callarse y ayudar a acallar.

    Como si no vieran las noticias, algunas ellas callaron, he ahí el resultado. Esa gente que les aconsejó callar no me representan.

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  2. Hola Anónimo:

    Me parece genial lo que dices. Durante un tiempo yo me decía a mí misma que, como nadie me levantaba la mano, no podía hablar de violencia pero el caso es que la violencia está mucho más extendida de lo que creemos. La encontramos a diario en la calle y sí... hay leones de guante blanco y una de las cosas más importantes para las personas que sufrimos la violencia es darnos cuenta de que hemos vivido con un león. Ninguno de los psicólogos con los que yo traté se atrevió a hablar de esa realidad conmigo. Todos querían arreglar temas colaterales pero no el principal que ocupaba el centro de mis preocupaciones. Tienes toda la razón en lo que dices: Para poder salir del maltrato, antes tenemos que reconocer que somos víctimas de maltrato. Ya sabes que no me gusta utilizar la palabra maltrato y víctima, pero no es por no reconocerlo sino porque quiero que todo el mundo entienda que de esto se puede salir. Es una lucha más interna que externa pero se puede vencer.

    ¡Animo!

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