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Lo mejor está por llegar

miércoles, junio 15, 2011

La peor de las jaulas

fuente de la foto
Hoy he leído en un foro un listado que una compañera ha publicado para que las gacelas se respondan si sufren lo que yo llamo un "estado de fuga". El test mencionado es el siguiente:
"SITUACIÓN DE LA VÍCTIMA:

¿Tiene miedo a su pareja?
¿Siente con frecuencia que tiene que tener un tacto exquisito para evitar que su pareja se enfade?
¿Alguna vez le ha pegado, abofeteado o empujado su pareja?
¿A veces siente que merece un castigo?
¿A veces se siente como si hubiera hecho algo malo pero no sabe qué?
¿Ha perdido todo el respeto o amor por su pareja?
¿Su pareja se comporta muy bien con usted la mayor parte del tiempo a veces maravillosamente , pero de vez en cuando actúa con usted con crueldad o perversión?
¿Su pareja le pone en situaciones emocionales límite que la hacen pensar en la locura?
¿Alguna vez se ha encontrado pensando en la liberación que supondría la muerte de su pareja?
¿Alguna vez ha pensado que su pareja la va a matar a usted?
¿Alguna vez le ha dicho su pareja que la va a matar?
¿Alguna vez su pareja la ha amenazado con el suicidio?
¿Abusaron de usted en la infancia?
¿Ha sido forzada por su pareja a hacer alguna cosa que no quería hacer?
¿Ha perdido casi todos sus amigos desde que está con su pareja?
¿Se siente aislada, como si no hubiera ningún sitio a donde ir para pedir ayuda ni nadie que la pudiera creer?
¿Ha perdido algún trabajo por culpa de su pareja?
¿Se siente emocionalmente insensible?
¿Se siente como si de cara a la galería tuviera que fingir que toda va bien, aunque realmente no sea así?
¿Tiene miedo de contarle a la gente lo que está ocurriendo en su vida porque no quiere causarle problemas a su pareja o que vaya a la cárcel?
¿Alguna vez ha estado en una relación en la que podía haber contestado sí a estas preguntas?"

Estoy convencida de que muchas de las personas que leen esta blog habrán respondido afirmativamente a algunas de estas preguntas observando sus propias experiencias. Pero de todas ellas, de las que quiero hablar hoy es una de las más nocivas de las situaciones: la amenaza de suicidio.

Hay personas que no pueden reconocer que estén viviendo una "situación de fuga" porque su pareja no les pega... sólo les amenaza con suicidarse. Pero el caso es que esa amenaza es la manera más eficaz de poseer la voluntad ajena. Muchos leones, de hecho, han llevado a cabo sus amenazas aunque han sobrevivido a las mismas. Suelen utilizar somníferos y hacen uso de la rutina de las gacelas para ejecutar su "suicidio". Cuando la gacela vuelve del trabajo, a la hora de siempre, se encuentra con su pareja atontada con las pastillas para dormir, pero a tiempo para llevarla al hospital y que le practiquen el lavado de estómago. Esto permite que el primer pensamiento que la gacela tiene es "no puedo dejarle".

"No puedo dejarle"

No aman a sus leones. De hecho, sus leones les han hecho mucho daño porque durante mucho tiempo han decidido por sus gacelas y éstas han bailado al son de una música macabra llena de condicionantes crueles, pero tarde o temprano, todos queremos ser libres.

Me he dado cuenta de que la libertad es para el ser humano más importante que el amor. Pero no me refiero a la libertad como un acto de soledad ya que somos incapaces de vivir en soledad, sino a la libre elección de qué queremos entregar a las personas que amamos. Queremos sacrificar parte de nuestra libertad para tener una pareja, para tener hijos. Hay madres que no tienen tiempo ni siquiera para acicalarse pero son felices de entregarle su tiempo a sus hijos demandantes. Sin embargo, esto debe ser elegido y no impuesto y normalmente, lo que hacen los leones es imponerlo.

Algunos lo hacen de forma violenta, con violencia física o psicológica, amenazando con matar o amenazando con otras cosas.

Otros leones, optan por hacer a sus gacelas tan dependientes de ellos que no puedan moverse, a veces manipulando el dinero, otras veces manipulando su autoestima.

Y luego están éstos de los que hablo hoy, quienes retienen a sus gacelas con la culpa. Siempre les hacen culpables de sus propias desgracias y, realmente, si analizamos los hechos nos daremos cuenta de que en la vida, nuestras desgracias, son el resultado de una serie de acciones que, consciente o inconscientemente hemos elegido. Por ejemplo, un fumador al cabo del tiempo desarrolla una enfermedad pulmonar. Un delincuente acaba encerrado en una cárcel. Estos resultados son obvios... nuestras acciones nos llevan a nuestras propias jaulas.

Así que las desgracias de tu león no son responsabilidad tuya sino de tu león ¿por qué has de cargar tú con ellas?

Dime, si tuvieras una pareja que cada vez que decides que vas a dejarla, se autolesiona o intenta suicidarse... ¿has probado con no asistirla? Seguramente no lo has hecho por tus propios miedos. Tienes terror a ser tachado de insensible e inhumano, pero el caso es que el inhumano es el león, que no respeta la libertad de elegir de su pareja y eso no tiene nada que ver con el amor.
La culpabilidad es un sentimiento automático que surge con mucha fuerza en estas relaciones. Suele ser la cadena más poderosa que nos ata a quien nos hace daño.

Imagínate que vas por la calle y de repente te plantan una valla enfrente tuya y te dicen que si la cruzas estás traicionando al país. La tocas y de repente suenan un montón de sirenas. Entonces decides torcer por otro lado y de repente te plantan otra valla delante. Muy bien, no pasa nada, todavía te quedan direcciones por las que moverte. Pero cada vez que cambias de sentido te plantan una valla hasta que de repente te sientes cercada de vallas.... pero tú tienes que moverte, no te vas a quedar ahí en la calle. Entonces decides saltarte una valla. Las sirenas empiezan a chirriar. Todo el mundo te dice que estás traicionando a tu país y te señalan con el dedo. Ese es tu sentimiento de culpa. El sentimiento de culpa es necesrio porque rige nuestro sistema de creencias para que no seamos violentos o no hagamos nada que pueda hacer daño a la sociedad. Lo tenemos de forma innata aunque acrecentado con los años y la educación recibida y sirve para que vivamos en sociedad. Pero a veces puede ser demasiado restrictivo y asfixiar a la gente y luego hay personas que con la bandera de la afectividad te plantan vallas en los pies y te hacen sentir culpable.

Pero debemos entender la culpabilidad no como un sentimiento que debe regir nuestros actos al cien por cien. La culpabilidad es la brújula pero no el camino. A veces tenemos que hacer lo que creemos que debemos hacer aunque nos asfixie la culpa. A veces es necesario ir en dirección contraria a lo que dice nuestra brújula.



¿Y cómo sabe uno cuándo debe saltarse las indicaciones de la brújula? Además de la brújula, tenemos un plano. Es el plano de nuestros sueños y lo que queremos ser en nuestra vida. Seguro que tienes en mente un mundo ideal donde quieres vivir, una vida ideal que te gustaría tener y que no se parece a la que tienes.... pues ése es tu plano. Esa es tu ruta y no debes permitir que otros te pongan vallas. Si te las ponen debes saltártelas aunque te duela el corazón por la culpa. No dejes que la culpa te paralice. Sigue el plano de tus sueños.

Si tu león toma pastillas, manda a un amigo que pueda asistirle y sigue volando... es tu derecho.  Salta las indicaciones de tu brújula y sigue el plano. Verás con el tiempo que hiciste lo correcto:

Abriste la puerta de la jaula más infranqueable




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