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Lo mejor está por llegar

domingo, agosto 28, 2011

Pensamientos repetitivos, pensamientos repetitivos, pensamientos repetitivos...

No puedes dejar de pensar en lo mismo. Incluso los períodos de paz, son períodos de tormenta interna. Tu cabeza es una locomotora que echa humo. Piensas y piensas, le das vueltas a todo, dudas de todo. Miras por todos los prismas posibles. Quieres controlar la situación y crees que pensando sobre ella las 24 horas del día, podrás encontrar la salida que todavía no encuentras. Tu mente no encuentra el descanso.

Los pensamientos repetitivos y/u obsesivos es uno de muchos mecanismos que se activa cuando se está en "estado de fuga". Hemos padecido miedo, tensión, hemos tenido ataques de ansiedad que incluso nos han impedido respirar. Nos han hecho daño hasta la saciedad y nos han cargado de culpa y de angustia. Por lo tanto, nuestra mente busca una solución urgente para asumir, vencer o resolver nuestro sufrimiento.

Desde que te levantas, hasta que te acuestas e incluso cuando sueñas, revives frases, discusiones, escenas, intentas ordenar tus caóticas conclusiones sobre lo que ocurre y sobre lo que tienes que hacer. Hablas contigo mism@ continuamente, intentando encontrar respuestas a acusaciones o amenazas. Te sientes como  si estuvieras en un laberinto mareante sin salidas.

En tiempos de paz, esto se dispara porque en tiempos de guerra estás más decidid@ a buscar soluciones. Tu león te ha hecho daño y entonces deseas dejale, cortar de golpe, tomar decisiones drásticas de una vez por todas. Pero cuando hay paz, cuado el león es maravilloso, cuando todo funciona, entonces tu máquina de pensar se dispara. ¿Será maravilloso siempre? ¿Volverá a hacerme daño? ¿Podré hacer algo yo para evitar los conflictos? ¿Será verdad que yo tengo la culpa?... cuando nuestro león no nos trae el infierno, entonces lo construimos nosotros piedra a piedra con nuestros pensamientos obsesivos.

No son buenos. Proceden de la angustia y no sirven para resolver tu situación. Por lo general paralizan y agotan y suele ser una consecuencia del sufrimiento, un síntoma.

Yo encontré un sistema muy eficaz para controlar los pensamientos respetitivos y espero que te ayude. Cuando estaba muy angustiada, solía imaginar una casa, que era mía, donde era libre, en la que sólo entraban las personas que yo decidía (por supuesto mi león nunca entró), y que tenía todas las cosas con las que yo soñaba. Estaba ubicada en lo alto de un acantilado con vistas al mar. Tenía una terraza cerrada, cubierta de cristales donde estaba ubicada mi mesa y mi ordenador y yo vivía de lo que escribía en el. Para pensar en las palabras, miraba el mar, que se extendía apabullante y hermoso, a través el cristal.  Mi casa tenía dos plantas enormes. En la de abajo, un salón con chimenea. Al fondo una cocina con una puerta que daba a un invernadero donde yo tenía una pequeña cosecha de verduras. Arriba una biblioteca y un gimnasio donde aprendía danza.

Me imaginaba un entorno agradable y la vida que yo quería tener (escribir, recibir visitas de escritores, tener tertulias y te en casa con personas enriquecedoras, tener el mar al lado, mi huerto, mi danza.... e iba edificando mi casa a la vez que edificaba la vida agradable que tenía. La forma de la biblioteca, las ventanas de la cocina, las escaleras torneadas que iban a la planta de arriba, mi cama gigante con un ventanal enorme que daba al mar desde el que veía amanecer... puesto que la imaginación no se topa con ningún tropiezo de la vida, podía llevarla tan lejos como quisiera y al hacer este ejercicio, frenaba en seco todos los pensamientos obsesivos. De hecho, mientras te estaba describiendo mi casa, estaba viajando nuevamente a ese universo maravilloso que me mantuvo tranquila durante mi "estado de fuga". No he encontrado imágenes iguales a las que tenía en mi cabeza. Estas son las más parecidas:


Fuente de la foto
Fuente de la foto

¡Imagina!

12 comentarios:

  1. Anónimo4:23 p. m.

    ¿Y no es peligroso que al huir con la imaginación nos distanciemos de lo que nos ocurre y nos aleje de nuestra libertad?

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  2. Hola Anónimo, gracias por tu comentario. Yo creo que ocurriría lo contrario. Siempre digo que manteniendo nuestros sueños salimos del maltrato porque encaminamos todos nuestros pasos hacia esos sueños y al final siempre nos encontramos con la irrefutable realidad de que nuestro león nos estorba. Imaginar una casa en la que sólo entra quien nosotros deseemos, y que está llena de paz y que tiene unas estancias acordes con nuestros sueños, al final nos lleva a que nuestra triste casa llena de amargura no la queremos en nuestra vida.

    Te reitero mi agradecimiento por leer el artículo y comentarlo.

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  3. Ana María Martínez Zapata3:10 p. m.

    Me ocurre bastante. En los días o períodos de más peleas es un infierno, y en los días de descanso, de más felicidad......pienso que soy una exagerada, que han acabado las peleas y me pregunto si el león ha dado paso a un corderito o si no era tan león, estoy muy confundida...........xq es capaz de hacerme mucho daño con sus palabras, aunq no me insulte, me hace daño....

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  4. Cuando discutimos, generamos adrenalina que entre otros efectos, impide que todo lo que ocurre durante el conflicto, lo podamos almacenar en la memoria a largo plazo. Esto produce que en tiempos de paz no podamos recordar con claridad qué ocurrió en mitad de la guerra, apenas frases sueltas. Sabemos que sufrimos pero estamos muy confundidos porque el síndrome de estrés postraumático (que es asi como se denomina a un estado de presión larga en el tiempo con demasiado tiempo de adrenalina), nos impide ordenar nuestros pensamientos. Nunca está claro nada. Por eso es conveniente intentar hacer ejercicios que nos ayuden a tranquilizarnos.

    No obstante, ante los millones de dudas conviene simplificar: "el caso es que sufrimos, luego no anda bien"

    Da igual que sea un león o un cordero, el caso es que sufres, luego no anda bien.

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  5. Anónimo2:42 a. m.

    No sabes lo "al pelo" que me ha llegado tu post, yo estoy en un periodo de paz, pero paz tras dejar a mi león, tenemos un bebé en común y le viene a ver muy poco......pero al principio (tras dejarle) cuando venía todo eran malos modos e insultos y ahora la última vez que ha venido ha venido con su careta de cordero y mi culpabilidad y mi cabeza no dejan de darme la lata.......me hacía sufrir luego no andaba bien, eso lo resume todo, GRACIAS!!!

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  6. Muchas gracias por tu comentario, Anonimo. Me alegro muchísimo de que este artículo te ayude.

    La culpabilidad es un sentimiento muy recurrente en este tipo de relación. Es principal motivo es porque "deberías" quererle, tal y como él te exige pero en realidad tienes heridas tan grandes que no le quieres. Por eso te sientes culpable. Es un mecanismo que permite encajar esa contradicción que vives. A causa de la culpabilidad nos paralizamos y no avanzamos.

    La mejor manera de afrontar ese sentimiento de culpabilidad, que no es adecuado sino más bien, un síntoma más, consiste en trivializarla. Debes darte cuenta que todo aquello que te hace sentir culpable, en realidad lo estás haciendo para sobrevivir. Nuestro código moral no funciona con un león. Así que debemos saltárnoslo sin sentirnos mal por ello. No lo harías si en vez de relacionarte con un león, lo hicieras con una persona no violenta.

    Recuerda que puedes contar conmigo en anaislibre@gmail.com

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  7. Anónimo8:53 a. m.

    Confusión, ésa es la palabra adecuada. Alternar períodos de paz con otros de alteración contínua...pero la ansiedad, la tensión jamás jamás te abandona...ya no recuerdo cómo es vivir sin ese gusano dentro del corazón...y lo peor es no saber si en el fondo, no es verdad que eres tú la loca, la exagerada, la blanda, o la que maltrata psicológicamente. Qué cansancio.

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  8. Anónimo8:56 a. m.

    Y gracias, Ana Isabel. Jamás, en ningún lugar he visto mejor expresado todo este odioso tema como aquí...has puesto las palabras exactas a muchas de mis sensaciones...y, sin embargo, a veces sigo pensando que puede ser él el que vea el mundo de manera correcta.

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  9. Ana Isabel9:46 p. m.

    Gracias por los comentarios a los dos últimos anónimos, que, intuyo, son la misma persona. Para ambos tengo una respuesta y es que el verdadero baremo para guiarnos en nuestra relación es el sufrimiento. Si sufrinos, es evidente que algo no funciona. Da igual de quién sea la culpa y da igual quién es el produce ese algo. Independientemente de que estemos en "estado de fuga" o no, si nuestra vida es triste, si día a día sentimos que nuestra relación no nos lleva a ningún lado, que nos produce una enorme tristeza y un terrible sufrimiento, y no le vemos solución, a mi juicio, no necesitamos ni un síntoma más para tomar decisiones.

    En una relación entre león y gacela, sólo quién está fuera, puede ver con claridad lo que está ocurriendo. Para los de dentro, todo es confusión porque todos los sentimientos llegan a límites a los que no estamos acostumbrados a lidiar.

    Por eso sólo necesitamos responder a una pregunta para saber todas las respuestas a nuestras miles de preguntas: ¿sufrimos?

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  10. Anónimo2:41 a. m.

    ¿Sufrimos?: Sí.
    Pero, ¿cuál es la diferencia entre "mal carácter" y maltrato psicológico?...¿no seré yo la que sea demasiado sensible o niña consentida, como dice mi león? (entre otras muchas perlas).

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  11. Dan igual las etiquetas. El caso es que no funciona. Fíjate además en cómo lo planteas:

    "...¿no seré yo la que sea demasiado sensible o niña consentida, como dice mi león? (entre otras muchas perlas)."

    Al utilizar la palabra "perlas" todo parece indicar que no te agrada el comentario, que te molesta, que tu león no te comprende.

    Te invito a algo: analiza tu relación con otras personas ¿crees que lo de "niña consentida" es una regla? ¿Te lo dicen otras personas? ¿Te lo han dicho otras parejas en el pasado? Quizá eso te permita establecer una diferencia.

    No es cierto que nosotros no nos conozcamos. Estoy convencida de que sabes cuáles son tus puntos débiles y tus puntos fuertes y si te molesta lo de "niña consentida" estoy segura de que es porque no te ves así.

    De todas formas, independientemente de cómo te vean los demás, de si tienen razón o no, en realidad, tienes derecho a elegir una relación que funcionen tal y como tú tienes en tu cabeza que tienen que funcionar. Tienes derecho a perseguir el tipo de relación que deseas sin que tachen de nada.

    Tienes derecho y defender los derechos no es de niños consentidos.

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  12. Hola Anónimo,

    Me he sentido muy identificada con tu mensaje. Yo tb me siento confundida, pensando si soy o no una exagerada, pensando en que puede haber cambiado........pues hace tiempo que no nos peleamos, pero tngo heridas, heridas tan grandes que no me dejan avanzar hacia la dirección que él quiere....

    A mí tb me ha dicho "niña consentida", algo que jamás me había dicho nadie.....Ahora estoy en un momento de paz, y más confusión aún, por esto....¿habrá acabado ya todo???

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