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Lo mejor está por llegar

jueves, abril 21, 2011

¿Por qué no podemos hablar para solucionar las cosas?

A las personas que no nos gusta la discusión la evitamos a toda costa. No la soportamos. Procuramos ser serviles para que el otro no se enfade y en muchas ocasiones pedimos un perdón que no nos corresponde pedir sólo para dejar por terminada la discusión.

Pero hay otras personas a las que les gusta la discusión, les gusta la adrenalina que les genera, consideran las discusiones como retos a superar, juegos que ganar y además las provocan con la más nimia de las razones sólo para entrar en ellas.

¿Qué ocurre cuando una persona que odia discutir topa con otra persona a la que le encanta discutir?


fuente de la foto
 
 Pues que para la primera, la vida en común se convierte en un infierno que la segunda no va a hacer absolutamente nada por evitar. La primera, utilizará todos los recursos a su alcance para contener la ira del prójimo sin éxito: razonará, argumentará, llorará, gritará, tendrá ataques de ansiedad, se arrepentirá, se disculpará, se preguntará a sí mism@ si tiene razón, dudará de sus argumentos, se angustiará y nada de esto le servirá para modificar un ápice la conducta de su pareja porque a su pareja, ese juego le encanta.

 Normalmente, las personas que tienen como deporte discutir, son personas que tienen absoluta incapacidad de afrontar la frustración y saben que discutiendo consiguen lo que quieren. Son manipuladoras y no les importa lo que sientan los otros. Ellas quieren lo que necesitan a cada momento y si no se lo das... simplemente discuten. No puedes esperar de estas personas que solucionen cosas hablando porque ellos no hablan, discuten y lo más importante para ellas son sus propias necesidades (las ajenas son secundarias); por tanto, que le plantees a tu león que ceda en las discusiones en favor de un diálogo constructivo lo aceptará en apariencia pero no renunciará al placer de conseguir sus objetivos guerreando.  Además son auténticos expertos en la tarea. Conocen el límite hasta el cual pueden tensar la situación.

fuente de la foto (donde además cuenta la fábula)
Puesto que lo que les gusta es pelear, entrar en la discusión de forma activa o pasiva, no erradicará en ningún caso el problema. Esto me recuerda a una apuesta que hizo una vez el sol con una nube. El Sol y la Nube, que no se ponían de acuerdo sobre quién de los dos era más fuerte, apostaron arrancarle el abrigo a un granjero que pasaba por allí y así zanjarían este asunto de una vez por todas. La nube sopló todo lo que pudo y el granjero se agarró a su abrigo con más fuerza que con la que soplaba la nube que, por fin, se agotó y se rindió. Cuando tocó el turno al Sol, envió sus rayos más calientes y no necesitó esforzarse demasiado. El granjero se quitó la chaqueta y el Sol ganó la apuesta. Pero no ganó por una cuestión de fuerza sino de lógica.

Las discusiones se alimentan de energías negativas: tu preocupación, tus argumentos, tus excusas, tus respuestas, tus lágrimas... ¿Has intentado algunas vez salir del juego, dejar de alimentar la disputa, dejar de soplar?

 


No entres en discusión: Deja que grite sol@. Ignora sus enfados.
No respondas a las provocaciones: Mantente en silencio
No te preocupes si entráis en barrena: Confía en un después más tranquilo.
No procures arreglar ni sosegar la situación: Deja que tu león la estropee hasta el cansancio. No va a dejar de hacerlo y si intentas rebatirle, irá a más y llegará más lejos.
No llores, ni grites, ni muestres ningún gesto que dé a entender que estás afectad@ por la situación: Estímulo cero.
No le des la contraria buscando la verdad: Cree en tu propia verdad y deja que piense lo que quiera.
No permitas que te duelan sus insultos: Recuerda que lo que busca es hacer daño y todos sabemos cómo hacerlo. Es bastante fácil, sólo basta con buscar el punto débil del contrario y atacar en ese punto. Es lo que hace, trata de entender que es su juego.
No esperes que reconozca sus errores: lo más importante en tu vida no es que los errores se resuelvan sino que algún día decidas dejar de vivir con ellos.
Y sobre todo, no permanezcas en una discusión: sal de casa o enciérrate en un sitio con llave, especialmente si crees que corres peligro. Deja que golpee la puerta hasta que se rinda.

Todo lo que sugiero, te lo digo suponiendo que desees intentar vivir con una persona que ama discutir pero recuerda que tienes derecho a agotarte y alejarte de este león. Tienes el derecho y la libertad. Yo, en tu lugar, haría uso de este derecho. De hecho, lo hice.

ARGUMENTAR EN SITUACIONES DIFICILES: QUE HACER ANTE UN PUBLICO HOSTIL, LAS AFIRMACIONES RACISTAS, EL ACOSO, LA MANIPULACION Y LAS AGRESIONES EN TODAS SUS FORMAS


Descripción de La Casa del Libro:

«¿Se ha enfrentado alguna vez con una situación difícil? Me refiero a una situación verdaderamente difícil, una situación que no haya podido o querido evitar. En lo que a mí respecta, me he visto en esta tesitura muy a menudo, y no creo ser ninguna excepción. En varias ocasiones me he encontrado inmerso en situaciones violentas; en agresiones, por ejemplo. He tenido que afrontar discusiones arduas y he sufrido para dar a entender mi punto de vista. Y tomar la palabra en público me ha supuesto, al menos al inicio de mi vida como adulto, no pocos sufrimientos crueles.
[...] Convencido de no ser el único en vivir estas experiencias y deseando una mejor comprensión de las mismas para poder obrar de una manera más eficaz y, también, más humana ante la dificultad, me decidí a escribir este libro. No se trata de una obra literaria ni de un ensayo, sino de la transmisión de un método que he elaborado a partir de mis experiencias personales y observaciones sobre el terreno.
Por tanto, he escrito un libro muy preciso, pragmático, construido en torno a una serie de situaciones vividas por la mayoría (algunas de ellas extraídas del universo de la ficción, a menudo más realista que la propia realidad); un libro que no duda en poner por delante un método que [...] debería permitir a cualquiera afrontar mejor las situaciones difíciles de toda índole.»
PHILIPPE BRETON


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2 comentarios:

  1. Anónimo2:05 p. m.

    Hola! me siento muy identificada con el artículo que has escrito. Eso es lo que me pasa a mí, tal y como lo has descrito.
    Mi pregunta es, vivir esas situaciones ya implica que la persona que lo hace es un maltratador psicológico? Teniendo en cuenta que por ejemplo, el tema de la discusión son reproches míos y no los saca él. Y teniendo en cuenta que no hay insultos aunque sí las discusiones son demasiado elevadas y me dice cosas muy hirientes.
    Yo soy de las que está sopesando hasta que punto puedo aguantar... aunque estoy agotada.
    Enhorabuena por el blog. Es muy interesante.

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  2. Ana Isabel López1:25 a. m.

    Hola amiga:

    perdona por el retraso en contestar. Todo lo que escribo en esta blog está relacionado con el maltrato, en su mayor parte, psicológico. Pero no puedo hacerte un diagnóstico porque no conozco la situación.

    Desde mi punto de vista, da igual si la persona con la que topamos es maltratadora o no, si vivimos una situación insostenible, ya tenemos una razón para ponerle solución de alguna o de otra forma. Las discusiones tienen el inconveniente en que no tienen vuelta atrás. Si se producen heridas, se quedan cicatrices que afloran en otras dicusiones.

    El mundo no es perfecto y hay muchas personas amantes de las discusiones, muchas, en todos sitios y por cualquier tontería y evidentemente hay que saber diferenciar entre las discusiones con las que queremos vivir o no tenemos más remedio que vivir (por ejemplo, si nuestro trabajo es de cara al cliente) y con las que no queremos vivir (por ejemplo las de una pareja porque, al menos tenemos la libertad de elegir).

    No te puedo responder a la pregunta de si tu pareja es un león pero está claro que ruge como los leones y te toca a ti decidir si deseas vivir con esos rugidos. Si tu respuesta es que no, cuenta con mi ayuda: anaislibre@gmail.com

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